ODTE

Aquí encontrarás estadísticas explicadas relevantes al proceso de la transición energética.

Emisiones

Fuentes

Usos

Acceso y Vulnerabilidad

Inversiones

Seguridad y Confiabilidad

Emisiones de Gases de Efecto Invernadero

El sector energía es el principal contribuyente a las emisiones de gases de efecto de invernadero.  Este sector incluye, principalmente, la exploración y explotación de fuentes primarias de energía, la conversión de las fuentes primarias de energía en formas utilizables (energía secundaria), la transmisión y distribución de los combustibles y el uso de combustibles en aplicaciones estacionarias y móviles.  Las emisiones de GEI se miden en dióxido de carbono equivalente (CO2e): una tonelada de CO2e (tCO2e) es un volumen de emisión de algún gas de efecto invernadero equivalente a una tonelada de CO2.  

Las emisiones totales de Chile y las del sector energético han crecido sostenidamente en las últimas décadas, aunque las del sector energía lo han hecho algo menos (información oficial disponible hasta 2020).

Emisiones del Sector de Energía Sobre Emisiones Totales

Como resultado del crecimiento algo menor de las emisiones del sector energía respecto al total, su participación relativa se estabilizó e incluso experimentó una leve baja.   Sin embargo, se mantiene muy por encima de la participación que tenía a comienzos de los noventa y sigue siendo por lejos el principal contribuyente a las emisiones.  Los otros sectores emisores son el de procesos industriales y uso de productos, el de la agricultura y el de los residuos.  Adicionalmente,   existe el sector denominado “uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura (UTCUTS) que incluye las emisiones (o captura) de GEI derivadas del uso de la tierra sin cambios y de cambios de uso de la tierra (como la conversión de un bosque a tierra de cultivo).  En el caso de Chile, el sector UTCUTS tiene emisiones negativas (es decir, captura GEI en lugar de emitir.

Emisiones del Sector de Energía por Sub Sector

Dentro del sector energía, la composición ha tenido importantes variaciones en las últimas décadas.   Como se puede observar en el gráfico, las emisiones de los subsectores de “industrias de la energía” (básicamente, generación de electricidad y calor y refinerías), “transporte” y “manufactura y construcción” emitían cantidades similares de GEI en 1990.   Progresivamente, aunque todos los sectores han crecido en emisiones, los dos primeros se han desacoplado significativamente del los otros por lo que tanto las emisiones de transporte como las de la industria de la energía están muy por encima en los últimos años de las emisiones de manufactura y construcción.  

Este cambio en la estructura de emisiones refleja por una parte, cambios en la actividad y condiciones económicas del país, como el crecimiento del parque automotriz y el aumento en la demanda eléctrica, y por otra cambios en la composición de las fuentes de energía.  Así por ejemplo, la manufactura se ha visto beneficiada por la llegada del gas natura a fines de los noventa y la industria de la energía por la mayor presencia de renovables desde mediados de la década de 2010. 

Capacidad Instalada Renovable sobre Capacidad Total

La capacidad instalada eléctrica muestra el tipo de instalaciones energética disponibles para generar electricidad. Estas pueden ser renovables* o no renovables*. Desde hace más de dos décadas Chile ha tenido una participación importante de energías renovables en su matriz eléctrica, principalmente por la presencia de grandes centrales hidroeléctricas, pero a comienzos de los dos mil esta participación comenzó a descender por la mayor participación del gas natural y del carbón. Sin embargo, desde mediados de la década pasada comenzó a recuperar su participación por la creciente presencia de nuevas energías renovables.

Hoy en día las energías renovables representan cerca de 2/3 de la capacidad total instalada en Chile, lo cual supera ampliamente el promedio mundial que está cerca de 1/3.

* ver glosario.

Capacidad Instalada ERNC y ERV sobre Capacidad Total

Las energías renovables no convencionales* (ERNC) y, en particular, las energías renovables variables* (ERV), como la solar y eólica, han tenido un desarrollo creciente particularmente acelerado desde el 2015.  Las ERNC pasaron de ser menos de 5% de la capacidad total en el 2015 hasta más de 40% en 2023.   Esta participación se ha sustentado sobre todo en proyectos de energía solar y eólica, más algunas centrales hídricas, de biogás y biomasa.  

La importante presencia de energía eléctrica generada por fuentes más económicas que las fósiles pero variables durante la jornada (ERV), requiere una mayor adaptación de la red eléctrica y de su operación dados los continuos cambios en el aporte de estas tecnologías a la red eléctrica. 

* ver glosario.

Generación Eléctrica por Tipo

Como resultado de la mayor participación de las energías renovables en la capacidad instalada (es decir, en la capacidad máxima de generación) y el bajo costo marginal de las fuentes renovables, la generación eléctrica renovable efectiva (en cada año) ha ido creciendo hasta el punto en que (excluyendo las fuentes hídricas) es esencialmente igual a la generación con energías fósiles.   Si se suma la generación hídrica, la electricidad que consumimos las chilenas y chilenos es mayoritariamente renovable.      

Este resultado es un gran avance, si bien aún las fuentes térmicas fósiles siguen representando más de 1/3 de toda la generación.  El plan para cerrar las centrales a carbón hacia el 2040 debería reducir aún más este porcentaje y adicionalmente casi todos los nuevos proyectos corresponden a energías renovables y almacenamiento.

1 Se debe notar que parte de la generación eléctrica de las energías renovables variables no puede ser aprovechada y se “pierde” (lo que se conoce como “vertimientos”) pues no se puede usar al momento de ser producida por falta de transmisión o demanda.  En 2024, el Coordinador Eléctrico Nacional informó que los vertimientos alcanzaron casi 6.000 GWh lo cual es una proporción significativa de lo efectivamente producido en el año (unos 34.500 GWh)

Participación de la Electricidad en al Demanda Final

A pesar de los grandes avances en el sector eléctrico, el camino por recorrer para una matriz energética más limpia es aún muy largo pues la electricidad es una parte relativamente menor de la demanda final.  Actualmente, la participación de la electricidad en el consumo final es cercana a 22%, apenas un par de puntos porcentuales más que en el 2010.  Eso implica que la mayor parte del consumo final de energía es provisto directamente por combustibles fósiles y por biomasa.

La transición energética requiere una tasa de “electrificación” creciente pues es la única manera de evitar parte importante de los consumos combustibles fósiles.  En Chile, se estima que la tasa de electrificación debe ser no menor al 47% al 2050 (proyecciones de la Planificación Energética de Largo Plazo).

Participación Relativa de Tipos de Combustibles en Consumo Final

De entre los combustibles principales que se consumen al nivel de la demanda final en Chile, los más relevantes por mucho son los derivados del petróleo crudo (como el diésel, las gasolinas o el gas licuado de petróleo).  Desde el año 2010, estas participaciones no han cambiado de manera significativa.

Un aspecto distintivo del consumo de combustibles en Chile es la importancia relativa del aporte energético de la biomasa.  Esto es el reflejo del alto consumo de leña en calefacción y cocción que caracteriza a gran parte de la zona sur y centro sur del país.  Una transición exitosa necesitará también un cambio muy significativo en los sistemas de calefacción dominantes y, en particular, en el uso masivo de leña.

Viviendas sin Electricidad por Región (2017)

El proceso de transición energética, significa cambios en las formas de producción distribución y consumo de energía, pero además en una serie de otros aspectos sociales.  Desde el punto de vista distributivo, un aspecto clave es el acceso a la energía necesaria para las actividades cotidianas y, en el mundo moderno en particular el acceso a la electricidad que nos permite mantener una interacción “digital”.  Un estudio del Ministerio de Energía para el año 2017 identificó alrededor de 25 mil viviendas sin acceso a energía eléctrica, localizadas mayormente en zonas rurales en el sur y norte del país.  Queda por verse el efecto de los cambios demográficos de los últimos años así el impacto de la pandemia.

Fuente: Ministerio de Energía (2019): Mapa de Vulnerabilidad Energética

Gasto energético por uso final y Nivel Socio Económico (en $/vivienda/año)

Si bien, este porcentaje es muy bajo (menos de 0,5%), no implica que los problemas sociales asociados a la transición energética estén solucionados.  El problema de la pobreza y vulnerabilidad sigue siendo uno de los grandes desafíos de la transición: esta debe ser justa y equitativa para que sea viable.  Pobreza energética significa que un hogar no es capaz de satisfacer sus necesidades esenciales de productos y servicios energéticos, por lo que debe reducir su consumo energético afectando negativamente el bienestar de los miembros del hogar.  La vulnerabilidad es más bien un asunto de probabilidades pues se refiere a las condiciones que pueden llevar a los hogares a caer en la pobreza energética.

En el siguiente gráfico se puede observar que en Chile, los sectores de menores ingresos son más vulnerables pues algunos de los gastos básicos en energía como calefacción, permanecen bastante invariados entre los sectores estudiados.

Red de Pobreza Energética y Generadoras de Chile (2022) Reporte Nº 1 Una mirada multidimensional a la pobreza energética en Chile https://pobrezaenergetica.cl/wp-content/uploads/2022/01/Reporte-N%C2%B01-Una-mirada-multidimensional-a-la-pobreza-energetica-en-Chile.pdf
El gráfico fue tomado de un informe de CDT.  Corporación de Desarrollo Tecnológico. CDT y In-Data, «Informe final de usos de la energía de los hogares de Chile 2018», Encuesta, 2019. 

Importación de Energía

La seguridad energética (definida por la Agencia Internacional de la Energía como disponibilidad de las fuentes de energía a un precio asequible1) es un atributo clave de un sistema energético que aporte al desarrollo.  

La seguridad energética de largo plazo implica inversiones oportunas para suministrar energía según la evolución económica y las necesidades ambientales mientras que la de corto plazo se centra en la capacidad del sistema energético para reaccionar rápidamente ante cambios desequilibrios entre oferta y demanda.

Como se ve en el gráfico, Chile importa gran parte de su energía lo cual expone al país a los cambios repentinos en precios o a las disrupciones internacionales del comercio.   Sin embargo, las condiciones han mejorado en la última década con la mayor presencia de renovables en el sector eléctrico.  

1. International Energy Agency. (2014). “Energy Supply Security” https://iea.blob.core.windows.net/assets/73908149-4d6e-4f10-b626- d55c60ab3bd7/ENERGYSUPPLYSECURITY2014.pdf

    Capacidad de Manufactura Solar por País y Región 2010 -2021

    La mayor participación de energías renovables tiene un aspecto positivo en la seguridad como se vio, pero no hace que desaparezcan todos los riesgos.  En efecto, en los últimos años se ha visto una concentración en la producción de las tecnologías solares con lo cual cerca de 80% de los módulos proviene de China como se ve en el siguiente gráfico2.  Para el largo plazo la gestión de proveedores, de repuestos y equipamiento será un tema relevante a considerar.

    2. International Energy Agency. (2022) Special Report on Solar PV Global Supply Chains https://iea.blob.core.windows.net/assets/d2ee601d-6b1a-4cd2-a0e8-db02dc64332c/SpecialReportonSolarPVGlobalSupplyChains.pdf

    SAIDI Nacional según tipo (2012-2023)

    Por otra parte, en la medida que la electrificación avanza como parte de la transición, la seguridad energética dependerá en mayor medida de la capacidad del sistema para permitir la disponibilidad de electricidad en todo momento.  En consecuencia, se vuelve fundamental acotar las interrupciones en el servicio.  En el mundo se suele medir el tiempo medio (en horas) de interrupción por cliente (SAIDI, por sus siglas en inglés); es decir, el tiempo promedio de interrupciones que sufren los clientes en una determinada área.

    Como se ve a continuación3, este indicador ha mejorado de manera muy significativa en Chile, impulsada por regulaciones que se han vuelto más exigentes.  Sin embargo, hay bastante por hacer para que los sistemas chilenos tengan el nivel de confiabilidad de los sistemas de países desarrollados.  La mayor parte de los países de la OCDE tienen valores de SAIDI menores a 1,5 horas (incluso en varios países es bajo media hora anual), aunque excluyendo eventos extraordinarios.  Adicionalmente, la dispersión en Chile es muy alta con algunas comunas que superan por mucho al promedio nacional (¡hasta 10 veces!).

      Las interrupciones se clasifican en:

    • Internas: producto de fallas en instalaciones de las empresas del segmento de distribución.
    • Externas: producto de fallas en instalaciones de las empresas del segmento de generación y transmisión.
    • Fuerza Mayor: las que consideran hechos que caen en dicha categoría.

    3.  Información obtenida de “Energía Abierta”.  http://energiaabierta.cl/categorias-estadistica/electricidad/?_sft_etiquetas-estadistica=saidi