Durante las próximas décadas, nuestra sociedad transitará por múltiples cambios en sus sistemas energéticos. Estos cambios, impulsados inicialmente por el cambio climático, con un sector energético responsable de cerca del 80% de las emisiones de los gases de efecto invernadero, deberán hacerse cargo también de los desafíos de costo, eficiencia, seguridad y equidad que la sociedad exige.
Será una transformación radical que impactará nuestra forma de vida, pues la energía sostiene toda la actividad humana: desde la iluminación y el funcionamiento de los artefactos que usamos a diario, hasta la preparación de nuestros alimentos, la calefacción y la ventilación de nuestras edificaciones y nuestros múltiples desplazamientos cotidianos. Ningún espacio de nuestra sociedad será igual al cambiar los sistemas energéticos, involucrando a toda la ciudadanía en el proceso.
Como todos los grandes cambios sistémicos, los desafíos son múltiples y complejos, pues no se trata sólo de cambiar una fuente de energía en particular sino de cambiar los sistemas completos en un proceso sostenido que vele por las múltiples necesidades de nuestra sociedad. Para lograrlo, deberemos contar con todas las capacidades de nuestra sociedad, no sólo las de los expertos, o de los gobiernos o empresas, sino muy especialmente a la capacidad creativa de nuestras ciudadanas y ciudadanos. Juntos deberemos buscar soluciones que permitan cumplir el objetivo de reducir emisiones mientras avanzamos hacia un país más próspero y justo.
Chile ha sido reconocido como uno de los países pioneros en el despliegue de las nuevas energías renovables para generación eléctrica, y eso tiene un valor innegable. No obstante, esto es apenas el comienzo de la transición. Estamos recién emprendiendo el largo camino hacia la transformación del transporte, la industria, los hogares, el comercio, la manera en que consumimos los bienes y servicios; en fin: en todas las actividades en que requerimos energía para avanzar hacia un desarrollo sostenible, bueno para las personas y buenos para el planeta.
En ese largo camino habrá muchas decisiones y muchas acciones que no podemos esperar que sean sólo de unos pocos, pues su cantidad y complejidad nos exige a todos responsabilidad. Se requiere una ciudadanía activa en el debate, pero también en su día a día.
El Observatorio de la Transición Energética (ODTE) aportará a este trabajo colectivo poniendo a disposición de las personas información, datos, análisis y reflexiones que aportan tanto a las decisiones prácticas de cada uno como a la participación en debates sociales en que cada ciudadana y a cada ciudadano pueda involucrarse y aportar a la conducción del proceso. Esperamos contribuir en todos los momentos y dimensiones requeridas a una transición energética que aumente el bienestar de todas las personas.
La transición energética está en marcha: todas y todos estamos invitados a ser partícipes de este proceso.
Mónica Ruiz Soto
Claudio Huepe Minoletti
Directores ODTE